Codelco bajo presión: nuevo accidente en Colón reabre debate por seguridad

A dos semanas del derrumbe en El Teniente que dejó seis muertos, la estatal suma un nuevo caso en Colón mientras busca blindarse con expertos extranjeros.

Codelco bajo presión: nuevo accidente en Colón reabre debate por seguridad

El fantasma de la inseguridad vuelve a rondar a Codelco. Este jueves 14 de agosto, un trabajador contratista de 49 años, identificado con las iniciales J.M., resultó con graves lesiones en la planta de molienda del sector Colón. Según las primeras informaciones, mientras realizaba labores de mantenimiento, supervisores habrían puesto en marcha un molino sin advertir su presencia, provocando su caída y dejándolo con fracturas de costilla y de columna.

El afectado, trabajador de la empresa MPG (Mario Palma García), fue trasladado de urgencia a Santiago tras una primera atención en la posta de Colón. Pese a la gravedad, la estatal intentó catalogar lo ocurrido como un accidente sin mayores consecuencias. Para los sindicatos, se trata de una muestra más de un patrón: la presión productiva por sobre la vida.

La tragedia de El Teniente sigue pesando

El episodio ocurre a solo dos semanas del derrumbe en el sector Andesita de la mina El Teniente, donde murieron seis trabajadores. Allí, los sindicatos denunciaron condiciones de hacinamiento, falta de ventilación, refugios distantes de las faenas y externalización de funciones críticas, lo que —afirman— diluye responsabilidades y precariza la seguridad.

El Senado ya abrió el debate. La Comisión de Minería y Energía cuestionó la capacidad fiscalizadora de Sernageomin y sugirió incluso la creación de una vicepresidencia de Seguridad dentro de la estatal. La ministra de Minería, Aurora Williams, y el director (s) de Sernageomin, Andrés León, escucharon de primera fuente el descontento de dirigentes sindicales, que recordaron el incumplimiento del Convenio 176 de la OIT.

En paralelo, el accidente de El Teniente provocó un golpe financiero: 33 mil toneladas menos de cobre fino en 2025 y pérdidas por US$ 340 millones en el Ebitda de la compañía, según reconoció el propio CEO, Rubén Alvarado. Cifras que superan lo informado días antes por Máximo Pacheco en el Congreso, cuando habló de “pérdidas cercanas a US$ 300 millones”. Su explicación, basada en el precio del cobre en la Bolsa de Metales de Londres, fue duramente cuestionada por expertos, que calificaron sus cálculos de inconsistentes.

El salvavidas de la credibilidad: Mark Cutifani

En medio del descontento sindical, las dudas en el Congreso y la millonaria merma productiva, Codelco anunció, un día antes del accidente en la planta de molienda, la llegada del australiano Mark Cutifani, ex CEO de Anglo American, para liderar una “evaluación internacional independiente” sobre el accidente de El Teniente. El directorio lo presentó como un gesto de transparencia y compromiso con la seguridad.

Sin embargo, la jugada también tiene otra lectura: enviar una señal de “credibilidad importada” a inversionistas y clientes internacionales. El propio Pacheco lo dijo sin rodeos: “Todos nuestros financistas y clientes, salvo uno, están fuera de Chile”. En otras palabras, la estrategia parece más dirigida a sostener la confianza de Londres, Nueva York y Pekín que a responder las críticas de los sindicatos en Rancagua.

Cutifani llega con un currículum brillante: reducciones dramáticas en accidentes, premios internacionales y hasta la condecoración de Comandante de la Orden del Imperio Británico. Pero mientras se arma su comisión de expertos y se habla de auditorías globales, los trabajadores en Colón y Andesita siguen enfrentando turnos extensos, presiones por productividad y protocolos de seguridad que parecen diseñados más para cubrir papeles que para salvar vidas.

¿Más años de mina, menos años de vida?

El contraste no podría ser más crudo. Mientras Codelco insiste en que sus proyectos darán “50 años más de vida” a la producción de cobre, los sindicatos replican que los que pierden vida son los trabajadores, víctimas de la prisa, la subcontratación y la precarización. En definitiva, cada nuevo accidente, cada cifra contradictoria y cada puesta en escena con expertos internacionales dejan claro que el verdadero desafío de Codelco no está en las conferencias ni en los nombres rimbombantes, sino en garantizar que la seguridad deje de ser un eslogan y pase a ser una práctica efectiva en sus faenas.