La startup que se vendía como símbolo global de la economía circular tramita su quiebra e informa $628 millones en pasivos

La empresa que prometía cambiar la forma de consumir con envases reutilizables —celebrada en foros internacionales y premiada por su innovación— pidió su propia quiebra: $628 millones en pasivos, sin flujo de caja y con deudas a trabajadores, bancos, familiares y financistas. Entre ellas, sueldos e imposiciones impagas a sus 10 empleados por más de $16 millones.
Moller, siempre la cara visible del proyecto, reclama $63 millones como acreedor, compartiendo fila con Banco BCI ($172 millones), su hermano Cedric Moller ($54 millones), fondos de inversión y hasta el fundador de FayerWayer, Leonardo Prieto.
En un intento por aferrarse a algo de valor, presentó como “activos intangibles” varias marcas registradas: SMART YOUR OWN by Algramo, Recarguemos el futuro y RONDA BY Algramo. El último nombre no podía ser más irónico: una empresa que sobrevivió a punta de rondas de inversión, sin un modelo rentable, intentando recuperar capital para sus inversionistas mientras su operación se desangraba. Incluso registraron la marca de lo que, en la práctica, fue su propia ruina.
Moller atribuye la debacle a factores externos —la guerra en Ucrania, el “anti-wokismo”, y los cambios de prioridades en gigantes como Unilever, Walmart y Coca-Cola—. Lo que no dice es que Algramo nunca consiguió un modelo de negocios rentable y replicable: vivió de rondas de inversión, subsidios y capital de riesgo, pero jamás fue autosustentable.
En sus 15 años, la empresa dio volantazos constantes: de vender legumbres a granel en almacenes de barrio a desarrollar envases inteligentes, pasando por alianzas fugaces con multinacionales, proyectos de software para trazabilidad… y, sí, la venta de bebidas azucaradas en espacios educativos, una jugada difícil de reconciliar con su relato de sostenibilidad.
A este cóctel se suma que Moller no es ajeno a ciertos círculos políticos: él mismo ha contado que Gabriel Boric invirtió en Algramo vía crowdfunding, aunque asegura no verlo desde 2015. También mantiene vínculos con figuras del Frente Amplio y Revolución Democrática como Cristóbal Otero, Diego Vela y Francisco Echecopar, relaciones informales que lo sitúan cerca del progresismo político chileno.
Ahora, desde Londres, Moller anuncia su próximo capítulo: una consultora global para empresas interesadas en modelos de reutilización. Qué susto.
Para quienes trabajaron en y con Algramo, que terminaron con sueldos e imposiciones impagas, el mensaje es otro: cuando el marketing verde supera a la contabilidad, no hay envase retornable que salve de la liquidación.