Chequeo cero, nada nuevo
La salida de Ricardo Matte del consejo del Fondo Autónomo de Protección Previsional (FAPP) expuso un flanco incómodo para el nuevo organismo. Apenas semanas después de iniciar funciones, el consejero debió renunciar al conocerse que heredó una ínfima porción de acciones en Bicecorp, equivalentes al 0,0000024% de la compañía, valoradas en torno a $64.500.
Aunque la participación es irrisoria, la normativa de inhabilidades obligó a Matte a presentar su dimisión, comunicada al Ministerio de Hacienda y al presidente del FAPP, Enrique Marshall. Sin embargo, lo que más sorprende es que el episodio podría haberse evitado fácilmente con el chequeo previo de una declaración jurada de su patrimonio.
La situación deja en entredicho los filtros del proceso, pues Matte fue propuesto por el Ejecutivo y ratificado por el Senado sin que surgiera este antecedente. Su renuncia genera un problema político y práctico: ahora se deberá buscar un reemplazo para completar el directorio del organismo encargado de gestionar el Seguro Social creado con la reforma de pensiones.
Un episodio menor en cifras, pero mayor en bochorno institucional, que abre preguntas sobre el estándar de control y transparencia en los nombramientos de alto nivel.
